1 cucharadita de anís en grano (opcional, para darles sabor)
125 ml de leche
50 ml de aceite de oliva o girasol (para la masa)
Ralladura de un limón o una naranja (opcional)
Aceite para freír
Azúcar (para espolvorear)
Elaboración:
Preparar la masa: En un bol grande, bate los huevos con el azúcar hasta que estén bien mezclados. Añade la leche, el aceite y la ralladura de limón o naranja si la vas a usar. Agrega también el anís en grano (si lo quieres).
Mezclar los ingredientes secos: En otro recipiente, tamiza la harina con la levadura en polvo y la pizca de sal. Agrega los ingredientes secos a los ingredientes líquidos poco a poco, mezclando con las manos o con una espátula, hasta obtener una masa suave y manejable.
Amasar: Coloca la masa sobre una superficie ligeramente enharinada y amasa durante unos minutos hasta que quede homogénea. Si la masa está muy pegajosa, añade un poco más de harina.
Formar las rosquillas: Toma pequeñas porciones de masa y forma bolitas. Luego, haz un agujero en el centro de cada bolita con tus dedos, formando un aro. Si lo prefieres, también puedes hacerlas con la forma de pequeños bastones y luego unirlos en círculo.
Freír: En una sartén grande, calienta abundante aceite (aproximadamente a 180°C) para freír. Fría las rosquillas en tandas, dándoles la vuelta cuando estén doradas por ambos lados (unos 2-3 minutos por cada lado). No las pongas todas a la vez para evitar que baje la temperatura del aceite.
Escurrir y espolvorear: Una vez fritas, retira las rosquillas y colócalas sobre un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Mientras aún están calientes, espolvorea con azúcar al gusto.
¡Listo!
Ya tienes unas rosquillas fritas deliciosas, perfectas para acompañar con un café o un té.