Encuentro de vida y tiempo
Colmenar del Arroyo, seguramente, antaña fue cruce de caminos en que prerromanos, romanos, árabes, reconquistadores y demás pobladores transitaron, discurriendo entre intercambios de posesión por el hilo de la historia hasta llegar a la huella de la época contemporánea, que cicatriza entre fortines, evocando aromas de histórica riqueza y digna tradición
Bosques de cinegético aprovechamiento que son mencionados en el Libro de la Montería del siglo XIV, donde el rey Alfonso XI de castilla y León, estuvo aquí, en Peña Ocaña, hoy La Corvera, desarrolla sus colores entre suaves dehesas y encinares de catalogada riqueza.
Histórica tradición ganadera justificada por la riqueza en aguas y prados.
Emplazado en la Sierra Oeste de Madrid surge un municipio que, antaño fue lugar de colmenas, codiciado por su importante riqueza, y cuyo corazón fue objeto de explotación por medio de aprovechamientos mineros de plata y plomo.
Transitando por sus puentes de histórico valor, accedemos al centro de su núcleo urbano, en el que la Iglesia Parroquial de la Asunción de Nuestra Señora es dueña de las miradas, con permiso del conjunto de la plaza en la que se ubica.
El dinamismo de Colmenar del Arroyo lo sitúa como un municipio emprendedor, cuyas gentes han sido recordadas, más allá de las generaciones, por las memorias de unas Américas recién descubiertas.
En ojos de las abundantes aves que surcan los aires de esta comunidad, se muestra como un mosaico de pastos y retamares, cultivos de secano, viñedos y olivares que, entre afloraciones de granitos blancos, van llevándonos entre sus encinares a suelos un poco más profundas dando la oportunidad a las vaguadas. Accidentes nacidos del incansable lagrimeo de multitud de vallejos, que en su encajonamiento muestran enclaves de gran riqueza natural y paisajística, dibujando en el adehesado paisaje finas líneas de acuática vida.