Poner al fuego el aceite junto con la cáscara de limón, para que pierda fuerza el aceite y coja el gusto del limón.
Se deja enfriar.
Batir los huevos e ir añadiendo el resto de ingredientes, excepto la harina, que se irá añadiendo poco a poco mientras se remueve con una cuchara o espátula de palo.
Dejar reposar al menos una hora.
Se untan las manos con harina y se forman tiras largas retorcidas que se unen en los extremos y se fríen en abundante aceite.
En algunos pueblos, para que queden retorcidos, se ayudan enrollando la masa en unas cañas finas que se meten en el aceite.
La masa se suelta sola de las cañas en el aceite; lo que también ayuda para saber cuándo esta la masa casi para sacar.
Rebozar en azúcar y canela… ¡Y a disfrutar!